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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Dinero, Estrés y depresión

Después de aproximadamente 3 días de depresión, consecuencia de las "malas vibras", por decir algo; por fin me encuentro volviendo a la normalidad. Factor importante número uno: mañana pagan. A lo largo de estos últimos días he podido probar con certeza de que la falta de dinero es una de las causas de depresión en las personas. Definitivamente no fue la causa principal de mi depresión, pero ese sentimiento de tener todo el dinero que puedes gastar o por lo menos el dinero que necesitas para estar tranquila produce un cambio de animo casi inmediato. Si posees poder adquisitivo, para ponerlo más bonito y menos exagerado, eres más feliz.

Me imagino el mundo sin dinero y automáticamente pienso en un país en especial: Cuba. No es que en Cuba no haya dinero, el tema es que la población ya no lo necesita, ya no existe la competencia entre clases sociales. No existen esas ganas de sobresalir por el dinero que posees. Están libres de estrés financiero, como me gusta llamarlo.

Imagínense nosotros sin estrés financiero, a la larga probablemente seriamos más felices. Sin clases sociales, sin preferencias y sin depresión a causa de la falta de dinero. Es una utopía sin lugar a dudas, pero de vez en cuando me imagino el mundo con ese sistema. Si todo el mundo no puede tener dinero, entonces, nadie lo hará.

Sin embargo, es un pensamiento al aire. Volviendo al a realidad, el estrés financiero esta por todos lados, es más, nos invade cada día más. Recomendación: No dejen que el estres, que dicho sea de paso es la enfermedad más común en la actualidad, se les suba a la cabeza. El dinero viene y va y los problemas también. La felicidad está en dónde tu quieras que esté. Encuéntrenla y consérvenla.




viernes, 24 de septiembre de 2010

Respetos guardan respetos...

Me provocó darme una vuelta por mi Blog después de mucho tiempo. En resumidas cuentas, han pasado muchas cosas. Pero, seguiremos con el estilo usual y les contaré un poco lo que he podido rescatar durante todo este tiempo.

He aprendido muchas cosas en los últimos meses. Una de ellas es que, las personas poseen muy poco criterio. En general creo que el sentido común y el criterio en una persona es algo muy importante en esta sociedad. Siento que si todos tuvieran “eso” viviríamos un poco mejor. Día a día tengo que atender a una serie de personas que realmente no tienen lo que se necesita para vivir en sociedad. No existe la tolerancia ni los buenos modales. No existen “las palabras mágicas” ni los “saludos cordiales”. No existe absolutamente nada que tenga que ver con RESPETAR a los demás o simplemente pensar en que no eres el único viviendo sobre este suelo hermoso que llamamos PERÙ. 

Traten de regresar a las 6 de la tarde a su casa, en una combi llena de gente que lo único que quieren es llegar a su destino como sea y a costa de quién sea. ¡Es un Caos! Es aquí, en estos momentos de mi día, cuando me doy cuenta que las personas sacan el peor lado de si mismos, incluyéndome. Peleo con el cobrador, peleo con los pasajeros, recibo 300 empujones por segundo y por si fuera poco, tengo que ir colgada de un palo sin estabilidad y sin ninguna garantía de que en cualquier momento saldré volando por la ventana.

Pero ahí no queda todo, en el trabajo, como dije antes, atiendo a las personas más maleducadas que he conocido jamás. Aquí no hay empujones ni palos inestables, pero tenemos personas prepotentes, anormales que no respetan la cola, sordos que no saben lo que significa que “no se puede hablar por celular en un banco” y por si fuera poco los típicos desubicados que hacen pedidos extraños y simplemente imposibles.
No puedo decir que no me gusta atender a las personas, tiene su lado reconfortante. Felizmente todavía quedan personas que si tienen lo que se necesita para vivir en sociedad y que si conocen el significado de la palabra respeto. Por esas personas, uno sigue atendiendo del mejor humor posible y tratando de dar siempre lo mejor. Por eso, mi consejo es: Sean empáticos. No hay mejor manera de respetar a alguien que poniéndote en su lugar y saber que también te gustaría ser respetado.